La talentosa actriz, comediante, escritora y productora estadounidense Amy Poehler expresó lo siguiente:

"Las amistades femeninas son lo más importante en tu vida; lo mejor de tus amigas es que te conocen mejor que nadie y aún así quieren pasar tiempo contigo".

Un pensamiento que me conmueve constantemente es que, si bien he elegido las amistades que he querido cultivar en mi vida, estas mismas amistades también me han elegido a mí.

Cuando haces consciente esta dinámica, se siente muy bonito llegar a la conclusión de que fuiste “la elegida” por tus amistades para acompañarles en su travesía.

A propósito del día del amor y la amistad, no puedo evitar reflexionar sobre las amistades que he podido cultivar en el espacio laboral y cómo esta situación solo puede suceder de manera orgánica. Esto no quiere decir que, por lo general, estas amistades sean el resultado de alguna actividad orquestada por el departamento de Recursos Humanos, lo cual, en realidad, más que motivarme, me incomoda de sobremanera porque soy una persona introvertida. En el momento de la situación, trato de buscar desesperadamente contacto visual con otra persona que perciba esté igual de incómoda que yo, y así, nace una historia de amistad.

Algunos (probablemente solo yo) podrían llamar a esta forma de desarrollo de relaciones como “vínculo traumático”, que es un término que se refiere a la conexión emocional que se forma entre las personas como resultado de experiencias traumáticas compartidas. Y no hay nada más traumático para mí que hacer cosas que estén fuera de mi zona de confort.

Sin embargo, eso no quiere decir que no las haga. Al final del día y detrás de todos los miedos y ansiedades, me considero alguien que juega en equipo.

Pero si hay algo que me atrevo a decir que las organizaciones no pueden medir, es el poder de la amistad en los trabajos laborales. Dentro de los ingredientes para crear un espacio laboral estable y probablemente se establece un tipo de retención.

En su artículo para el HBR titulado “El Poder de los Amigos en el Trabajo”, Vasundhara Sawhney menciona que todos estamos al tanto de las investigaciones sobre cómo las amistades son vitales para la salud y la felicidad, pero recalca que tener un amigo cercano en el trabajo también es un predictor de resultados positivos en el lugar de trabajo, como mayor productividad y compromiso. Relata incluso una anécdota que me hace bastante eco, pues describe que (como yo) es alguien que se tarda en hacer amistades. Recuerda que, en una de sus pasantías, era testigo de cómo todos los compañeros interactuaban entre ellos. Sin embargo, ella estaba tan cerrada que les resultaba difícil encontrar un punto de entrada.

Entonces, cuenta que llegó Polly (no es su nombre real, y no fue en plan comedia romántica). Era una nueva interna llena de energía contagiosa, entusiasmo y pasión por la vida. Y podía hacer amigos con cualquiera. Un día, mientras ella estaba sentada en un rincón de la cafetería, tomando un café caliente, Polly vino y se sentó a su lado. 'Entonces, ¿qué te emociona en este momento?' Le preguntó.

Sawhney menciona que había algo reconfortante en la forma en que lo dijo, y eso le facilitó darle una respuesta auténtica. A partir de ese momento, no podía esperar para ir a trabajar, para compartir sus metas y logros del día con Polly. La política de oficina habitual, los altibajos del día, se volvieron más fáciles de navegar cuando podía desahogarse y buscar consejo.

Si su historia resuena contigo también, es momento de levantar la mirada de este artículo y mandarle un mensaje de agradecimiento a esa amistad con la que puedes ventilar y celebrar los que experimentan en el espacio laboral.

Jon Clifton añade al contenido de Sawhney que, a pesar de los beneficios demostrados de las amistades en el trabajo, algunas empresas aún pueden desalentar o no priorizar el desarrollo de estas relaciones.

Aunque las empresas pueden establecer políticas o entrenamientos para fomentar la amistad en el trabajo, al final, las personas buscarán satisfacer sus necesidades sociales de forma natural. Es decir, no se puede forzar a los empleados a ser amigos, ya que las relaciones sociales son inherentes a la naturaleza humana y surgirán de manera orgánica. Las empresas pueden obtener mejores resultados al reconocer y aprovechar el poder de las relaciones sociales en el lugar de trabajo en lugar de intentar controlarlas o suprimirlas.

Probablemente este sea un buen escenario para idear un diseño centrado en los usuarios, en este caso tu nuevos empleados, que basado en una investigación de tu audiencia y desarrollo de personas o perfiles más comunes puedas crear metodologías o escenarios óptimos para facilitar la integración de nuevos colaboradores a tu organización.

Y si lo planeas bien, les ahorrarías toda la ansiedad, nervio e incertidumbre que pueden predominar en tu gente nueva.

Finalmente, no solo soy extremadamente afortunada en tener amistades laborales que le suman de forma integral a mi vida, también he sido testigo de matrimonios que se conocen en el espacio laboral. Habiendo mencionado esto, en algún momento del pasado me preguntaron en un podcast al que fui invitada a hablar sobre mi muy provocativo mantra “Nunca des el 100” si, ¿hay que dar el 100 con tu pareja? En su momento respondí algo relacionado con los acuerdos, pero hoy, en mi opinión personal, le agrego otra parte que es también reflexionar que la amistad y el amor son una elección. Creo que en una relación, cada persona elige la medida en la que se involucra, pero también es una respuesta a la medida en que la otra persona decide involucrarse con nosotros. En el gran panorama de las cosas, es un proceso mutuo de elección y respuesta que define la dinámica de la relación.

Referencias:

Clifton, J. (2022, October 12). The power of work friends. Harvard Business Review. https://hbr.org/2022/10/the-power-of-work-friends

Sawhney, V. (2023, July 27). The Power of Friends At Work: our favorite reads. Harvard Business Review. https://hbr.org/2022/11/the-power-of-friends-at-work-our-favorite-reads