El arte de dejar ir... en la vida laboral
Nunca des el 100, me dijo mi hermana.
Y me lo dijo porque yo andaba en un camino "muy pegriloso"
Lo siento, no lo pude evitar.
Me lo dijo porque yo andaba en el peligroso camino de convertirme una "maniática del control" o "control freak", en mi caso específico yo era alguien que únicamente seguía órdenes y buscaba constantemente agradar a los demás. Entonces todo lo que me pedían, a todo lo que me invitaban, yo lo hacía o estaba ahí presente.
Estar presente constantemente es muy demandante de energías, tiempo y esfuerzos.
Quise ser una jugadora de alto rendimiento en muchas canchas, y eso simplemente me trajo como consecuencia sufrir desgaste laboral, mejor conocido como "Burnout".
Mi proceso para poder sobrellevar esta situación que yo misma me construí, fue sanarlo con terapia y lo más importante que aprendí fue que en el momento en el que empecé a dejar ir responsabilidades que no se alineaban con mi rol, en el momento en el que solté 5 de los 8 objetos con los que estaba haciendo "malabares" y me enfoqué los 3 restantes, fue cuando recuperé la sensación de tener el control.
Bien existe una frase que mi amiga Verónica me dijo hace años: "Mony, cuando todo es prioridad, nada es prioridad".
La idea de “cuando todo es prioridad, nada lo es” fue concebida en 1909 por el sociólogo italiano Vilfredo Pareto. La concibió como la regla 80/20, donde se establece que el 20% del esfuerzo genera el 80% de los resultados. Para entender mejor este principio Brian Tracy, un destacado instructor de ventas y asesor de más de mil empresas en el mundo, conferencista motivacional y autor de más de 70 libros sobre Economía, Historia, Negocios, Filosofía y Psicología.
Tracy explica lo siguiente sobre la regla de Pareto:
“20% de tus clientes se convierten en 80% de tus ventas”
Y sugiere que en tu trabajo puede suceder que frente a una lista de 10 actividades dos sean catalogadas prioridades, estas últimas se distinguen por ciertos elementos: pueden ser en las que hay más dinero invertido o mayor proyección para la compañía, por ello se aconseja destinar el tiempo a ellas, pues valen más que las otras ocho, y porque usualmente las actividades no están distribuidas justamente.
Así, lo único por hacer para poner en práctica este principio es estar informado acerca de la cartera de clientes de la empresa donde colaboras.
Mi perspectiva es que frente a una larga lista de actividades por cumplir y mi intención por completarlas cabalmente, lo más probable es cometer errores en alguna. Conociéndome bien, la primera decepcionada sería yo frente a las fallas. La estrategia ideal es analizar al detalle los pendientes.
Pondré un ejemplo: al observar a los meseros de los restaurantes pienso que si intentaran maniobrar con siete platos en ambos brazos tendrían dificultades, pero su estrategia es acomodarlos en una charola para poderlos cargar y entregar rápidamente a los comensales. Ahora, pensemos cómo aplicar esta estrategia con las actividades laborales. Analicemos con cuáles podemos comenzar y cómo lograremos equilibrar nuestra balanza de tareas. Al final, el mesero cumplió 80% de su objetivo acomodando los platos y utilizando solo 20% del esfuerzo que le hubiera costado; al aplicar estrategias podemos hacer lo mismo al trabajar.
Si bien hay personas allá afuera que son capaces de manejar varios temas, tareas o proyectos, en mi caso muy particular tengo que ser estratégica, estar informada y saber a dónde apuntar mis esfuerzos durante el día. He tenido que convertirme en alguien que tiene que practicar constantemente la "escucha activa" en lugar de la reactiva, hay tareas en las que siempre se puede pedir el apoyo de alguien más o delegar.
Es importante recordar que hay cosas que simplemente no se pueden controlar, pero si podemos controlar cómo reaccionamos ante ellas.
La psicóloga Ellen Hendricksen escribió para la revista de Scientific American que no todos los "control freaks" o maniáticos del control son creados de manera similar, ella menciona que hay dos niveles de control, el primario y el secundario y los define de la siguiente manera:
"En resumen, el control primario es cambiar el mundo para que se adapte a ti, mientras que el control secundario es cambiarte a ti mismo para que se adapte al mundo."
Cualquiera de los dos niveles puede predominar, y ambos tienen sus beneficios, sin embargo las personas que practican el nivel secundario de control, tienden a estar más satisfechas con lo que logran en sus vidas ya que dominan el ejercicio de encontrarle un sentido a las circunstancias, a diferencia de las personas que practican el nivel primario del control que dominan las circunstancias a través de la búsqueda de objetivos.
Bien dicen por ahí, no se trata del destino, se trata del viaje.
Me pregunto incluso, si vale la pena alcanzar muchos objetivos durante la semana, y pasar un fin de semana en cama, exhausta por el esfuerzo que me impuse sin poder disfrutar de mi tiempo libre haciendo cosas que me recargan de energía.
Lo más interesante que sucedió cuando solté responsabilidades que yo identifiqué como innecesarias, fue que me volví en una contribuidora más reconocida, y realmente espero que a ti que estás leyendo esto te suceda lo mismo.
How Office Control Freaks Can Learn to Let Go. (2014, August 7). Harvard Business Review. https://hbr.org/2013/10/how-office-control-freaks-can-learn-to-let-go
Aranda, M. A. (2021). Nunca des el 100, me dijo mi hermana (Spanish Edition). Universo de Letras.
Romm, C. (2017, March 3). How to Take Control of Your Inner Control Freak. The Cut. https://www.thecut.com/2017/03/how-to-take-control-of-your-inner-control-freak.html