El impacto del estrés en nuestra memoria
Querida persona que está leyendo, esta semana me dediqué a ver la serie ¿Quién lo mató? que relata la historia del asesinato del famoso presentador de televisión Paco Stanley. Recuerdo ese suceso como uno de los más polarizantes del país y era un mundo en donde aún no existían redes sociales, por lo que la televisión tenía cautiva a la sociedad mexicana.
Al menos para mí, fue el primer caso donde me hice consciente de la existencia y el poder del crimen organizado.
La serie sugiere, porque es ficción, que la procuraduría del Estado de México y un partido político se encargaron de acusar falsamente a los presuntos culpables. Este acto, al ser aclarado como un engaño, resultó en la caída de un partido político y un cambio drástico en la política que rigió al país por más de 70 años.
Me puse a ver la serie porque necesitaba algo que funcionara como una distracción, y nada es más poderoso que el chisme para ignorar las preocupaciones cotidianas.
La serie me recordó un montón de cosas que ya había olvidado, casi como si hubiera sufrido de una amnesia. Aunque "el gallinazo" es algo que no se olvida fácilmente, la memoria es curiosa en ciertos aspectos: a veces es selectiva, otras veces nos protege y en algunas ocasiones nos deja una marca invisible, pero fundamental para nuestra personalidad.
A veces me preocupa que los lunes, por lo general, empiezo el día en el trabajo como si mi mente se hubiera reiniciado durante el fin de semana. Cuando me preguntan ¿Qué hiciste la semana pasada? me cuesta mucho recordar qué hice exactamente. Seguro me estresé, trabajé y resolví, y sé que el estrés puede afectar la memoria y la capacidad de concentración.
Un artículo escrito por la doctora Elizabeth Scott para la plataforma Verywell Mind menciona que cuando sentimos estrés, nuestro cerebro libera cortisol, una hormona que puede dañar el hipocampo, la parte del cerebro responsable de la formación de nuevos recuerdos y la recuperación de los ya existentes. Esto puede dificultar recordar detalles específicos de eventos recientes.
El estrés hace que nuestra capacidad de recordar detalles específicos disminuya, incluso, y quiero hacer hincapié en esto, puede hacer que una persona olvide las buenas acciones que otros hacen por ella.
Además del estrés, hay otras razones psicológicas y neurológicas por las que tendemos a olvidar esas buenas acciones que experimentamos:
Interferencia: Según la teoría de la interferencia, algunos recuerdos compiten entre sí. Cuando nuevas experiencias o información ingresan a la memoria, pueden interferir con la capacidad de recordar eventos anteriores. Este fenómeno puede explicar por qué las buenas acciones, que pueden no ser tan emocionalmente cargadas o frecuentemente recordadas, se olvidan más fácilmente.
Desgaste de la memoria: La teoría del desgaste sugiere que los rastros de memoria se desvanecen con el tiempo si no se repasan o reviven regularmente.
Sobrecarga de información: Vivimos en una era de sobrecarga de información, donde constantemente recibimos nuevos datos y experiencias. Esta inundación de información puede hacer que los recuerdos menos recientes o menos impactantes se desplacen hacia el fondo.
Sesgo de negatividad: Psicológicamente, los humanos tienen una tendencia a enfocarse más en experiencias negativas que en positivas. Esto puede llevar a que las buenas acciones sean menos recordadas en comparación con eventos negativos que podrían haber tenido un impacto emocional más fuerte.
Ahora que estamos próximos a presenciar la transición de funcionarios de gobierno, como alcaldes y la presidenta, es importante reflexionar sobre cómo estas elecciones nos hicieron elegir entre los menos peores, ofreciendo promesas temporales. En muchos casos, olvidamos las acciones positivas de ciertos funcionarios, como el alcalde que, de forma gratuita, entregó escrituras a casi un centenar de familias como parte de un programa de regularización en un municipio importante.
Debemos tener en cuenta que si olvidamos detalles de nuestra vida, no debemos angustiarnos, pero tampoco verlo como algo normal. Es esencial detenernos a analizar qué es lo que estamos experimentando, ya sea en el trabajo o en nuestra vida a nivel sociedad, que nos impide tener esa tranquilidad mental para vivir el día a día. Reconocer y abordar estas fuentes de estrés puede ayudarnos a mejorar nuestra memoria y apreciar más las buenas acciones a nuestro alrededor.
Referencias:
Scott, E., PhD. (2024, February 20). How stress works with and against your memory. Verywell Mind. https://www.verywellmind.com/stress-and-your-memory-4158323
MSEd, K. C. (2023, March 15). Reasons why people forget. Verywell Mind. https://www.verywellmind.com/explanations-for-forgetting-2795045