¿Hablé demasiado?
Lidiar con la ansiedad implica enfrentarse a una mente que parece atacarse a sí misma, lo cual puede ser agotador. Sin embargo, existen formas de navegar esta situación. Una de ellas es investigar qué hay detrás de la inquietud que siento y ser consciente de ello. Este ejercicio me ha ayudado a descubrir que obtener información me brinda paz.
Esta semana me encontré experimentando un sentimiento de incertidumbre que surgió después de haber tomado la palabra en diferentes foros con una duración más extensa de lo habitual. El comentario "Sentí que hablé mucho" se presentó en mi mente como una acusación, cargada de un poco de culpa y una ligera angustia por tener la atención de los demás.
En mi momento de reflexión, comencé a cuestionarme el porqué de este sentimiento. Una de las respuestas que surgió fue que quizás, al reconocerme y ser reconocida como una persona generalmente introvertida y callada, este rol que experimenté esta semana no concordaba con mi personalidad habitual, lo cual me causaba disonancia.
Me pregunté si este sentimiento se debía a mi propia ansiedad, y es probable que sí, ya que la ansiedad se trata de lidiar con ideas y pensamientos imaginarios que resaltan la inseguridad que sentimos.
También me cuestioné si estaba siendo víctima de sesgos de género, y recordé el monólogo de America Ferrara en la película "Barbie 2023", donde describe las presiones y expectativas contradictorias que enfrentan las mujeres en la sociedad. Se resalta cómo se espera que las mujeres sean excepcionales en múltiples aspectos, pero al mismo tiempo se les juzga constantemente y se les critica sin importar lo que hagan.
Aunque persiste la noción de que las mujeres hablan mucho, un artículo del International Institute for Management Development menciona que investigadores han refutado esta idea desde la década de 1970. Sin embargo, el mito persiste y está arraigado en expresiones lingüísticas en todo el mundo. Ejemplos de esto son la expresión alemana: "Un hombre, una palabra; una mujer, un diccionario" y la expresión japonesa: "Donde hay mujeres y gansos, hay ruido".
Estudios sugieren que, desde una edad temprana, los niños hablan más que las niñas, posiblemente debido a la percepción que tienen de su rol en la familia o de lo que sienten que merecen.
Algunos contribuyentes a esta percepción errónea son:
Tokenismo: Cuando las mujeres representan menos del 15% de un grupo, se vuelven más visibles y sus acciones son registradas con más fuerza.
Estilo de comunicación: Las mujeres tienden a usar más llenadores y terminaciones de etiquetas en su lenguaje, lo que resulta en más palabras dichas.
Motivación para interactuar: El lenguaje de las mujeres se basa en el deseo de entablar conversaciones, mientras que los hombres buscan informar y señalar estatus.
La ironía es que, aunque se espera que las personas en posiciones de poder hablen más, las mujeres en estas posiciones tienden a hablar menos, posiblemente por temor a recibir críticas.
Profundizando un poco más en los escenarios donde las personas se pueden encontrar hablando de forma excesiva, encontré un artículo del 2015 publicado en el HBR titulado "Cómo saber si hablas demasiado", escrito por Mark Goulston. Este artículo menciona una posible motivación para hablar en exceso:
"Una razón por la que algunas personas son muy habladoras es porque intentan impresionar a su interlocutor con lo inteligentes que son, a menudo porque no se sienten así debajo."
Aunque no quisiera aceptarlo ni externarlo, porque es una verdad incómoda y me parece muy superficial, he experimentado ocasiones en las que he intentado dejar una buena impresión elaborando más una explicación de lo necesario.
Goulston nos invita a evitar estas situaciones donde la comunicación se vuelve unilateral, haciendo preguntas, intentando construir sobre lo que se dice y buscando formas de incluir a las partes involucradas en la conversación para que sea un diálogo genuino en lugar de un monólogo.
Finalmente, como una persona que tiende a sobreanalizar todo lo que hace, del lado del receptor, el simple hecho de estar presente en las conversaciones y no solo ser una persona reactiva, sino realmente escuchar, es todo un esfuerzo. Del lado del emisor, la realidad es que si la vida nos brinda un foro donde tenemos la oportunidad de dar el 100%, no solo por ti, sino por tu equipo, tu propósito, es importante aprovecharlo, ya que son pocas las oportunidades, al menos en mi caso, donde tengo la motivación necesaria para hacer un punto. De ahora en adelante, dejaré que eso sea la guía que me permita ocupar espacios con intencionalidad.
Referencias:
Goulston, M. (2015, June 3). How to know if you talk too much. Harvard Business Review. https://hbr.org/2015/06/how-to-know-if-you-talk-too-much
Developers, & Developers. (2023, August 8). ‘Women talk too much’ simply isn’t true, data show. IMD Business School for Management and Leadership Courses. https://www.imd.org/research-knowledge/leadership/articles/women-talk-too-much-simply-isnt-true-data-show/
Lmft, M. C. B. (2023, September 10). The psychology behind excessive talking. Verywell Health. https://www.verywellhealth.com/excessive-talking-5224128#:~:text=Compulsive,impact%20of%20substances%2C%20and%20ADHD.