Esta semana mi algoritmo en Instagram me mostró una interacción del programa para emprendedores e innovadores Dragon's Den, donde personas llegan a presentar su idea a inversionistas profesionales. Esta interacción en particular me robó el corazón por partida doble: primero, porque soy gran fan del actor Simu Liu, conocido por su papel como el rival de Ken en Barbie, entre otras películas. Y segundo, porque, una vez más, Simu mostró su capacidad de cuestionar posturas sutilmente conflictivas.

En el episodio, Barry, fundador de Balu Organics, presentó su idea: una empresa de albercas de pelotas orgánicas. A pesar de mostrar su pasión y compromiso —durmiendo incluso en el almacén de su negocio en múltiples ocasiones—, enfrentó críticas de los dragones por tener un trabajo de 9 a 5. Uno de ellos, Wes Hall, expresó que no invertiría en alguien que no estuviera 100% dedicado a su empresa. Barry explicó que vivir en Toronto es costoso y que, con dos hijos pequeños, simplemente no podía asumir el riesgo de renunciar a su estabilidad financiera.

Fue entonces cuando Simu Liu intervino, diciendo:

"Entiendo que los inversionistas quieran que los fundadores prioricen su negocio, pero la realidad económica de muchas personas, especialmente aquellas con responsabilidades familiares, hace que no sea tan sencillo tomar ese tipo de riesgos. Creo que esto no debería ser un impedimento para considerar invertir en alguien."

Las palabras de Liu resonaron profundamente, no solo con los espectadores, sino conmigo también.

Emprender: Un camino único e impredecible

Las universidades y los programas de emprendimiento actuales nos venden una narrativa: el emprendimiento como un catalizador económico ideal. Pero el camino del emprendedor no es lineal, y la realidad es que no todas las personas tienen los mismos privilegios o contextos de vida que faciliten tomar riesgos. Para quienes buscamos independencia financiera y la oportunidad de dedicarnos a lo que realmente nos apasiona, el camino no es solo maratónico, sino ultra maratónico.

Bien dicen que "la comparación es el ladrón de la felicidad". Si constantemente medimos nuestro progreso contra el de otros, agregamos un peso innecesario al viaje. Nos distraemos con métricas superficiales y expectativas irreales alimentadas por redes sociales, olvidando que cada trayecto es único y personal.

¿Ser godínez te quita lo soñador?

Recuerdo a mi primo, el talento musical de la familia, quien comenzó su carrera musical mientras sus padres insistían en que tuviera un “plan de respaldo”. Aunque nunca terminó la ingeniería que estudió, esa formación le ha sido útil en múltiples ocasiones. Para él, tener un trabajo de día nunca fue un obstáculo para perseguir sus sueños de noche.

Ser godínez no significa conformarse ni renunciar a tus metas aunque si es importante mencionar que la rutina puede ser una asesina silenciosa de la motivación. Sin embargo, mantener una fuente de ingresos mientras trabajas en tus sueños puede ser una estrategia válida y, sobre todo, sensata.

Si encuentras una actividad que te emocione tanto que apenas puedas esperar a terminar tu jornada laboral para dedicarte a ella, estás en el camino correcto.

Por último, quiero invitarte a reflexionar sobre cómo encuentras ese equilibrio entre lo práctico y lo soñador. Si te interesa explorar más sobre cómo el descanso y la pausa pueden ser herramientas poderosas para replantear tus metas, te invito al evento “Cerrando el Changarro”, donde hablaremos sobre cerrar ciclos, manejar el estrés de fin de año y reconfigurar el éxito.

🗓️ Cuándo: Sábado, 16 de diciembre
📍 Dónde: Online, donde estés más cómodo
🎟️ Reserva tu lugar aquí: Cerrando el Changarro

¡Nos vemos ahí para cerrar el año con claridad y propósito!

Referencias:

Yahoo is part of the Yahoo family of brands. (n.d.). https://www.yahoo.com/entertainment/clip-simu-liu-defending-business-200726585.html