Nunca des el Cien ®

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La trampa de la productividad

Esta semana leí una publicación que se convirtió en la fuente de inspiración para esta reflexión semanal, sobre la normalización de ciertas prácticas en nuestra sociedad actual. La ansiedad financiera que muchas generaciones están experimentando no es normal. Monetizar tus hobbies o pasatiempos no es normal. La cultura del ajetreo no es normal. Glorificar el trabajo precario y la auto-optimización no es normal.

Por eso me gusta mi mantra de "Nunca dar el 100". No busco optimizarme para dar lo mejor, sino lo suficiente, y la gente no tiene que saberlo para evitar que se moleste. Parece que, si alguien se entera de que no diste lo mejor de ti en algo, es una ofensa. Pero yo cuestiono: ¿cómo puedes tener altas expectativas de los demás si no detallas claramente los objetivos de las tareas que deben realizar? Se subestima el valor y la habilidad de comunicar instrucciones claras, esperando que los demás lean mentes y tengan habilidades de premonición, cuando la realidad es que se habla más de lo que se escucha.

Escuchar es un acto de conexión con el universo.

La historia que se cuenta en un artículo reciente de *Vox* ilustra esta lucha interna. La autora habla de cómo, al monetizar su amor por la cerámica, perdió su hobby y ganó una fuente de ingresos. Este proceso de convertir algo que amamos en una tarea laboral puede parecer inevitable, pero también es una trampa que convierte nuestras actividades más queridas en obligaciones.

“Los hobbies eran un caballo de Troya que trajo la ideología de la fábrica y la oficina al hogar”,

Sseñala la autoar, reflejando cómo la mentalidad capitalista ha invadido incluso nuestras actividades más personales y libres.

Personalmente, creo que monetizar aquello que nos gusta o apasiona realizar, con el tiempo, le va quitando el alma a la actividad y pierde sentido en el camino. Frases como "ama tu trabajo y no trabajarás ni un día el resto de tu vida" me parecen reduccionistas, porque simplemente no veo factible que el espíritu humano se alimente de una sola actividad.

En una conversación reciente que tuve con mi hermana, me contó que le preguntaron si su pasión era el trabajo. Su respuesta fue clara: "Me gusta mi trabajo, pero mi pasión es mi familia". Creo que llegar a esta respuesta requiere una madurez que solo vivir y moverse constantemente te pueden dar. No se trata de renunciar al trabajo o a las responsabilidades, sino de encontrar un equilibrio que nos permita vivir plenamente sin caer en las trampas de la productividad tóxica.

La verdadera paz radica en reservar tiempo para nosotros mismos, para crear, inspirarnos y descansar, algo que es más valioso que cualquier nueva habilidad o hobby monetizado. En lugar de perseguir la auto-optimización constante, quizás deberíamos enfocarnos en cultivar espacios de auténtica desconexión y conexión con lo que realmente nos importa.


Referencias:

Bull, M. (2021, August 25). The complicated reality of doing what you love. Vox. https://www.vox.com/the-highlight/22620178/hobby-job-leisure-labor