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Volver o No volver, la pregunta de siempre 🏢

Volver o No volver, la pregunta de siempre 🏢

Esta semana tuve la oportunidad de ver a una amiga que aprecio mucho, quien trabaja en Amazon y estaba de visita en la ciudad por las fiestas de temporada. Una vez más, me sentí muy agradecida por la calidad de personas que la vida ha puesto en mi camino.

Mientras platicábamos y nos poníamos al día con los detalles de nuestras vidas, me di cuenta de que suelo quedarme en blanco cuando me toca hablar sobre lo que hago. Prefiero escuchar primero, ya que eso me ayuda a conectar los hilos de mis propios temas.

Lo primero que me contó mi amiga fue que pronto tendrá que regresar a trabajar en la oficina. Mi reacción inmediata fue exclamar: “¡Te maldigo, Jeff Bezos!” mientras agitaba el puño al cielo. Pero, para mi sorpresa, me recordó que Jeff Bezos ya no es el CEO de Amazon, sino Andy Jassy.

Andy Jassy, quien asumió el cargo de CEO en 2021, es conocido por su enfoque en resultados. Durante su gestión como líder de Amazon Web Services (AWS), transformó esa división en una de las más rentables de la empresa. Según diversas entrevistas, Jassy parece tener una visión clara sobre la importancia del trabajo colaborativo y cree que la interacción presencial fomenta la creatividad y la solución de problemas de manera más eficiente. Probablemente, estas convicciones sean parte de la razón detrás de las decisiones de regresar al modelo de trabajo presencial.

Sin embargo, estas ideas sobre la colaboración presencial no están exentas de críticas. Susan Cain, en su libro Quiet: The Power of Introverts in a World That Can’t Stop Talking, argumenta que los espacios colaborativos no siempre son la solución ideal y que, de hecho, pueden obstaculizar el trabajo efectivo en ciertos casos. Muchas personas encuentran su mejor rendimiento en entornos tranquilos y con menos distracciones, algo que el modelo de oficina tradicional no siempre permite. Este tipo de trabajo también puede excluir a quienes prefieren la introspección como método para resolver problemas complejos. Por lo tanto, aunque la interacción cara a cara tiene sus beneficios, no necesariamente garantiza resultados óptimos para todos los empleados.

Debo admitir que las condiciones que le han dado a mi amiga para regresar a la oficina me parecen sensatas. Aunque trabajará presencialmente cinco días a la semana, tiene flexibilidad para trabajar de forma remota si surge un imprevisto, siempre y cuando lo notifique. Además, cuenta con tres semanas al año en las que puede trabajar remotamente sin restricciones. Esto me hizo recordar lo que escribí anteriormente sobre la mentalidad de Spotify: tratar a los empleados como adultos en lugar de monitorearlos constantemente.

Le comenté a mi amiga que, aunque yo soy extremadamente productiva trabajando de manera remota, también reconozco mis raíces como ser humano social. Por mucho que mi perrita Cuca escuche pacientemente todos mis problemas, su falta de respuestas o dirección me afecta a largo plazo. Esto lo noto especialmente cuando interactúo con personas después de mucho tiempo, sintiendo que he perdido algo de mi habilidad para conectar socialmente.

Sin embargo, hablar del regreso a la oficina sin reconocer el contexto en el que esto ocurre sería incompleto. Existen factores sociales, económicos y hasta políticos que impactan a la fuerza laboral. Por ejemplo, nuestra ciudad “goza” de un servicio de transporte público ineficiente, que obliga a las personas a levantarse al menos dos horas antes para tomar el transporte, soportar largas horas de tráfico y repetir el proceso al final del día, sacrificando tiempo valioso que podrían dedicar a su familia o a su bienestar personal.

Otro factor que no siempre se considera es la infraestructura de las oficinas. Hay casos en los que los espacios de trabajo no cuentan con las condiciones adecuadas para garantizar el bienestar de los empleados, desde mala ventilación y mobiliario incómodo hasta la falta de espacios inclusivos. Estos detalles, que podrían parecer menores, afectan significativamente la productividad y la salud de los trabajadores.

También está el tema de los costos asociados al regreso, como el aumento en los gastos de transporte y alimentación, que muchas veces no son compensados por las empresas. Esto puede generar tensión financiera en los empleados, quienes también deben equilibrar estas nuevas demandas con sus responsabilidades personales.

Al final, no tengo una respuesta definitiva para el gran cuestionamiento de si regresar a calentar un asiento en una oficina es lo mejor. Sin embargo, sí espero que las mesas de liderazgo cuenten con la diversidad de pensamiento necesaria para evitar que el privilegio nuble su empatía. El éxito de una organización no está solo en las decisiones de negocio, sino en cómo estas afectan y consideran a quienes hacen posible el trabajo: las personas.

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