El arte de llegar: Reflexiones desde un Uber en tiempos difíciles
Esta semana, el calendario me tenía agendada para dos conferencias en Cintermex durante el evento de #ExpoPyME y una charla en una clase del Tec de Monterrey. Para evitar el estrés del tráfico, la búsqueda de estacionamiento y cualquier distracción que pudiera resultar en un accidente, decidí tomar un Uber. Como persona introvertida, suelo mantenerme en silencio en este tipo de trayectos, a menos que algo realmente me motive a hablar. Sin embargo, en los coches de Uber, no sé por qué, pero me salen los comentarios más triviales como: "Oiga, qué buen clima trae su coche".
El conductor y yo terminamos hablando del tráfico, especialmente de cómo la ciudad colapsa cuando llueve. Fue entonces cuando me compartió una respuesta que da a los pasajeros preocupados por el caos vehicular: "Pero no se preocupe, cuando lleguemos ahí, estará bonito". Claro, al llegar y ver que el tráfico sigue igual, los pasajeros le suelen reprochar, pero él responde con una sonrisa: "Pero se puso bonito porque ya llegamos".
Derramé una lágrima en el interior, porque cuando menos lo espero, la vida me conmueve.
Ese pequeño relato, con su toque de sabiduría cotidiana, deshizo momentáneamente las preocupaciones que rondaban en mi cabeza. No solo estaba nerviosa por asegurarme de que mi mensaje en las conferencias llegara adecuadamente a la audiencia, sino que también cargaba con la angustia que todos sentimos ante la delicada situación que atraviesa nuestro país.
De hecho, en las noticias se mencionó que varios municipios de México cancelaron los festejos patrios por no contar con las condiciones necesarias para garantizar la seguridad de la población, en un contexto de ataques perpetrados por grupos criminales. Entre esos estados se encuentran Nuevo León y Sinaloa, donde desde hace unos días estalló una ola de violencia debido a altercados entre facciones del crimen organizado.
En vísperas de las celebraciones por el Día de la Independencia, no puedo evitar sentir una mezcla de incertidumbre, angustia y desilusión sobre el futuro de México. Sin embargo, la simpleza del mensaje del conductor me hizo reflexionar. Tal vez, en mi caso, el “llegar” significa seguir escribiendo en este medio y otros, expresando aquello que, por mi historia de vida, me atrevo a decir que no está bien. Aunque a veces sienta que es un pequeño acto, esta forma de activismo, esta "amistad" que incomoda e instruye, es mi manera de no quedarme callada.
Se dice que nadie vendrá propiamente a salvarnos, pero muchas personas me han salvado, como ese conductor de Uber, incluso sin proponérselo. Puede ser algo tan pequeño como las palabras de un escritor, la letra de una canción o un amigo atento. Todos nos estamos salvando mutuamente cada día, de maneras pequeñas y aparentemente insignificantes.
Y, al final del día, tal vez eso sea suficiente para poner las cosas, aunque sea por un instante, "bonitas".
