Tráeme problemas y pensemos soluciones
"No me traigas un problema, si no tienes una solución"
Me dijo hace ya unos años un jefe que considero un mentor y un gran amigo, en su momento consideré el concepto empoderador y por sobre todo retador. Yo percibí la frase como un desafío a mis habilidades para solucionar un problema desde mi punto de vista creativo y me sentía ansiosa por demostrarle a él y a todo el que se me atravesara que yo podía administrar todo tipo de tareas.
Y no es que no lo hiciera antes, siempre he considerado que soy necia y trato de agotar todas las opciones para evitar pedir ayuda hasta que sea absolutamente necesario. En retrospectiva, esta metodología tiene su lado bueno y malo, bueno porque me gusta pensar que en el camino al navegar un problema puedo aprender algo nuevo y malo porque, no puedo hacerlo yo todo sola y a veces tener una opinión o perspectiva diversa a la mía, abre la oportunidad a resolver retos de una forma más rápida y creativa.
Es aquí cuando podemos divisar las limitaciones de la frase:
"Tráeme soluciones, no me traigas problemas".
Crear un ambiente laboral donde los empleados sintamos o sientan que no pueden discutir un problema con sus jefes, fomenta una atmósfera de inseguridad entre las personas, entorpece la comunicación y la colaboración, además tiende a generar miedo pues resulta en una cultura de intimidación e incluso puede hacer que al equipo se le complique distinguir prioridades al grado de desatender "pequeños" problemas que posiblemente se pueden convertir en crisis.
Entonces, en lugar de limitar o incluso negar la oportunidad de hablar de problemas laborales, podríamos cambiar nuestra perspectiva de una mentalidad que busca soluciones a una que busque crecimiento.
Una mentalidad que fomente el crecimiento, logrará que alcancemos ese preciado y muy necesario ambiente seguro, que permitirá y fomentará una comunicación clara y precisa, honestidad de las situaciones, flexibilidad de pensamiento y finalmente la idea colectiva de que al no tener una solución no es razón para ponerse ansiosa, estresada o sentirse incompetente. Son una oportunidad para desarrollar nuevas habilidades, como lo hemos mencionado en la entrada pasada "El regalo del fracaso”.
La investigación de la psicóloga de la Universidad de Stanford, Carol Dweck, descubrió que los empleados en una empresa con "mentalidad de crecimiento" son:
47% más propensos a decir que sus colegas son confiables.
49% más probable de decir que la empresa fomenta la innovación.
Por mucho tiempo me sentí presionada y estresada por querer manejar, administrar y resolver mis propios problemas laborales, cuando probablemente me estaba sesgando al evitar compartirlos y discutirlos abiertamente, de hecho el día que finalmente platiqué de un problema lo hice con una mentalidad de: "pues ni modo, me rindo y voy a lanzar esta bomba". Llegado el momento lo único que pasó fue que me escucharon y encontramos en conjunto y de manera colaborativa una metodología para abordar el problema.
No sucedió lo que yo temía que pasara, el mundo no se acabó, el edificio seguía en pie, la sagrada línea del tiempo no fue perturbada, no me despidieron, ni me regañaron.
Fue ahí donde mi mentalidad cambió de solucionar problemas a una de crecimiento.
Finalmente, habrá que aplicar y reflexionar el pensamiento Frances Frei, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard:
"Identificar problemas puede ser un deporte en solitario, pero encontrar soluciones rara vez lo es"
Referencias:
Bansal, V. (2022, April 8). “Don’t Bring Me Problems, Bring Me Solutions” is Hurting Your Team. TechTello. https://www.techtello.com/dont-bring-me-problems-bring-me-solutions/#:%7E:text=’Don’t%20bring%20me%20problems,does%20is%20promote%20siloed%20thinking
The Problem with Saying “Don’t Bring Me Problems, Bring Me Solutions.” (2018, February 7). Harvard Business Review. https://hbr.org/2017/09/the-problem-with-saying-dont-bring-me-problems-bring-me-solutions?language=es
