Liderazgo: Haciendo el Ridículo con Propósito
La última semana del mes siempre es intensa para mí, ya que tengo varias reuniones 1:1 con diversos directores de mi organización. Estas reuniones son una oportunidad invaluable para preguntar cómo van las cosas, comunicar las actividades realizadas por el equipo de Diseño y, simplemente, cultivar relaciones y escuchar consejos. Me pongo muy nerviosa durante estas juntas, pero finjo seguridad, confianza e incluso canalizo a mi jefa. Esta semana, en particular, me di cuenta de la importancia no solo de hablar, sino también de comunicar tanto que inadvertidamente cometí pequeños errores en el camino, potencialmente quedando en ridículo en algunos momentos.
Te cuento.
En una de las reuniones, mencioné algo que se discutió en una junta global virtual, de la cual no supe que mi diseño se mostró, por no haber asistido en tiempo real. Este error, aunque pequeño, me recordó la importancia de que, como líder, debo estar al tanto de todas las reuniones y esforzarme por estar siempre al corriente. Sin embargo, te confieso que a veces no puedo asistir a todas las juntas virtuales y las escucho después como si fueran un podcast.
Me sentí avergonzada porque ayudé a diseñar esa comunicación “C-level” o nivel C en español, pero también me di cuenta de que, aunque me pidan cosas urgentes, siempre debo tomarme el tiempo para preguntar dónde se mostrará la información que debo crear en los siguientes 20 minutos.
También sentí vergüenza porque soy la líder de un equipo y lo último que quiero es cometer errores. Por eso es importante para mí conectar directamente con los líderes de la organización donde trabajo y preguntar tanto preguntas operativas como pedir consejos a seres humanos reales que tengo frente a mí.
Participar en LinkedIn es interesante y enriquecedor, pero también estresante, especialmente cuando se comparten constantemente publicaciones sobre lo que debe hacer o ser un líder, todo empaquetado en 5, 7, 10 consejos, en forma de talleres, cursos y conferencias, como si existiera un camino exprés, un atajo, una necesidad inmediata de alcanzar esa "perfección" definida por una parte de la sociedad que no ha actualizado su modus operandi en varios años.
Existen varios clichés sobre liderazgo que se utilizan con frecuencia y, más allá de ser provechosos, parecen superficiales y se quedan cortos para lo que realmente se necesita ahí afuera. Algunos ejemplos son "Liderar con el ejemplo", "Salir de la zona de confort", "Pensar fuera de la caja", "Tener una visión 360 grados", entre otros. En estos mensajes, veo poco espacio para cometer errores, experimentar o simplemente ser humanos.
Aunque bien intencionadas, estas publicaciones a menudo olvidan el factor humano, esa parte que nos hace únicos y especiales, pero también vulnerables y con limitaciones de tiempo.
Quizás por eso se dice que la gente ya no quiere puestos gerenciales, porque pueden sentir que los roles de liderazgo implican una carga de trabajo adicional y expectativas elevadas, lo que puede llevar a un desequilibrio entre su vida personal y profesional. Además, pueden temer que las expectativas de desempeño sean insostenibles, aumentando el estrés y la presión sobre ellos, preocupados de que se les culpe por el fracaso colectivo y que eso les cueste una promoción tan esperada u oportunidades futuras de liderazgo.
Le comenté a mi equipo y a otras personas que esta semana hice el ridículo en numerosas ocasiones, no solo en el trabajo sino también en una clase de mi segunda Maestría donde contesté mal todas las preguntas que se hicieron en la sesión. Mientras les hablaba de mis errores con la intención de que ellos no los cometieran, me di cuenta de que ser líder también implica estar dispuesto a hacer el ridículo de vez en cuando para que tu equipo no lo haga. De hecho, les dije: "Estoy dispuesta a hacer este sacrificio por ustedes y seguir haciendo el ridículo 🤡".
No me resulta difícil.
El artículo "Los mejores líderes no tienen miedo de pedir ayuda" de Peter Bregman para el HBR menciona la importancia de que los líderes reconozcan sus debilidades y no teman pedir ayuda. Bregman argumenta que tratar de parecer invulnerable y no mostrar debilidades no solo es insostenible, sino que también puede dañar la capacidad de un líder para conectar auténticamente con su equipo. En cambio, aceptar y admitir nuestras limitaciones puede fortalecer nuestras relaciones y mejorar nuestro liderazgo.
"No reconocer nuestras debilidades es contraproducente... nuestras luchas no nos definen más que nuestros éxitos. No eres débil; tienes debilidades. Hay una diferencia. Y desde este lugar de humanidad, que puede sostener tanto fortalezas como debilidades, podemos hacer lo más propio de un líder: pedir ayuda".
Al final del día, la importancia de los errores, los tropiezos y las confusiones cotidianas en el desarrollo del liderazgo es evidente. Los errores no solo enseñan lo que no se debe hacer, como mi caso de no preguntar sobre el uso o propósito de lo que estoy diseñando, sino que también brindan oportunidades para demostrar humildad y resiliencia. Así, reafirmo la creencia de que los pequeños errores son inevitables y necesarios. Nos humanizan, nos enseñan y nos recuerdan que el liderazgo se basa en la autenticidad y la capacidad de aprender y crecer continuamente.
Referencias:
Why making mistakes is essential for growth as a real leader - SPONSOR CONTENT FROM IESE. (2024, February 12). Harvard Business Review. https://hbr.org/sponsored/2023/11/why-making-mistakes-is-essential-for-growth-as-a-real-leader
Zhang, C. (2020, December 17). Why capable people are reluctant to lead. Harvard Business Review. https://hbr.org/2020/12/why-capable-people-are-reluctant-to-lead
Bregman, P. (2019, February 11). The best leaders aren’t afraid to ask for help. Harvard Business Review. https://hbr.org/2019/01/the-best-leaders-arent-afraid-to-ask-for-help
