Necesitamos redes de cuidado, no superhéroes del autocuidado
Últimamente he estado pensando mucho en algo: ¿por qué cuando alguien está quemado en el trabajo, lo primero que le dicen es "haz yoga", "practica mindfulness" o "aprende a poner límites"? Como si el problema fuera que no sabes cuidarte lo suficiente. Como si fuera tu responsabilidad individual arreglar algo que es sistemático.
Y justo en eso me topé con el libro de Nancy Fraser, Capitalismo Caníbal, que pone el dedo en la llaga de una manera brillante.
Fraser tiene una idea central muy potente: el capitalismo es "caníbal" porque literalmente se come las condiciones que lo hacen posible. ¿A qué se refiere? A que el sistema económico depende completamente de cosas que no produce ni valora: el cuidado de las personas, la estabilidad de la naturaleza, y las redes de apoyo comunitario.
Piénsalo así: para que alguien llegue cada mañana a trabajar, productivo y funcional, hay todo un mundo invisible de cuidados detrás. Alguien le crió, alguien le prepara comida, alguien cuida a sus hijos o a sus padres mayores, alguien mantiene su casa habitable. Todo ese trabajo, que mayormente hacen mujeres, y muchas veces sin paga, es lo que sostiene la economía "real". Pero el capitalismo actúa como si no existiera.
Es más: el sistema extrae valor de ese trabajo de cuidados sin reponerlo. Lo exprime hasta secarlo. Por eso Fraser lo llama caníbal: se alimenta de la vida misma de las personas y las comunidades hasta agotarlas.
Fraser habla de tres "crisis de fondo" del capitalismo contemporáneo:
1. La crisis del cuidado: Cada vez hay menos tiempo, energía y recursos para cuidarnos entre nosotros. Las familias están exhaustas, los servicios públicos desmantelados, y se nos dice que "busquemos balance" como si fuera un problema de gestión del tiempo personal.
2. La crisis ecológica: El planeta no puede seguir siendo tratado como un cajero automático infinito de recursos. El capitalismo extrae sin límite, contamina sin consecuencias, y luego nos dice que reciclemos nuestras botellas como si eso fuera a salvarnos.
3. La crisis política: Las instituciones que deberían protegernos están cada vez más colonizadas por la lógica del mercado. Todo se vuelve una transacción, todo se privatiza, y la democracia pierde fuerza frente al poder económico.
Y aquí es donde quiero conectar esto con algo que veo todo el tiempo: la narrativa del burnout como fracaso personal.
Cuando alguien colapsa por exceso de trabajo, se le trata como si fuera débil, como si no supiera "manejar el estrés". Se le manda a terapia (lo cual está bien, la terapia ayuda), pero se ignora completamente que el problema no está en la cabeza de esa persona, sino en un sistema que requiere que la gente se queme para funcionar.
Es lo que Fraser llama la "externalización" de los costos: el capitalismo obtiene las ganancias, pero los costos emocionales, físicos, familiares, los paga el individuo. Y luego ese mismo individuo es culpado por no poder sostener lo insostenible.
Lo que propone Fraser, y con lo que estoy totalmente de acuerdo, es que necesitamos dejar de pensar en términos individualistas y empezar a construir ecosistemas de cuidado.
¿Qué significa esto en concreto?
Que el trabajo de cuidados (criar niños, atender enfermos, sostener a personas mayores) sea reconocido, valorado y redistribuido justamente.
Que las empresas no puedan simplemente exprimir a su gente y luego decir "autocuidado es tu responsabilidad".
Que existan políticas públicas robustas: guarderías accesibles, licencias parentales reales, sistemas de salud que funcionen, jornadas laborales humanas.
Que entendamos que cuidar y ser cuidado no es un lujo ni una debilidad, sino la base misma de una sociedad que funciona.
Imagina por un momento una sociedad donde nadie tenga que elegir entre cuidar a su madre enferma o perder su trabajo. Donde las empresas midan su éxito no solo en utilidades, sino en el bienestar de sus empleados y sus comunidades. Donde el agotamiento colectivo no sea tratado como la norma inevitable de "la vida moderna".
Ese sería el siguiente nivel. Y no requiere que cada persona se vuelva un superhéroe del autocuidado. Requiere que construyamos estructuras que sostengan a las personas, en lugar de exigirles que se sostengan solas en un sistema diseñado para agotarlas.
Fraser nos recuerda algo fundamental: no estamos hechos para ser máquinas productivas 24/7. Somos seres interdependientes que necesitamos cuidado, descanso, comunidad y sentido. Y un sistema que niega eso no solo es injusto, es insostenible.
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“Cerrando el Changarro - 2da Edición”
Un espacio para pausar al final del año y revisar lo que este ciclo nos dejó.
A través de tres miradas, reflexionamos sobre los aprendizajes que nos formaron, lo que hoy nos sostiene y las posibilidades que se abren para el futuro.
Un cierre simbólico de actividades para reconocer lo vivido, soltar lo que ya no va y prepararnos para lo que sigue con más intención y menos prisa.
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