Cuando irse se convierte en la decisión más valiente (Copy)
Hay una frase muy memorable del libro "Quiet" de Susan Cain que no me ha dejado de dar vueltas en la cabeza últimamente:
"El poder de lo enérgico te intimida, lo blando te convence".
Aunque no recuerdo exactamente quién la dijo originalmente, me parece perfecta para describir lo que vivimos hoy. Estamos en un mundo donde parece que quien grita más fuerte es quien tiene la razón, donde el volumen determina la veracidad. Pero ¿y si esta lógica estuviera completamente al revés?
Vivimos en la era del ruido constante. Las redes sociales amplifican voces que compiten por nuestra atención con titulares cada vez más dramáticos, opiniones polarizadas y "verdades" absolutas que cambian con la velocidad de un scroll. En este contexto, expandir el multiverso de mi mantra de "Nunca des el cien" no solo se vuelve relevante para nuestra energía personal, sino también para nuestra salud mental e intelectual.
Cuando nos enfrentamos a noticias que llegan envueltas en urgencia y dramatismo, nuestro primer instinto podría ser reaccionar con la misma intensidad. Sin embargo, ¿qué pasaría si en lugar de dar el cien por ciento de nuestra reacción emocional, reserváramos un espacio para la pausa y la reflexión?
Esta mesura, este temperamento templado que propone "Nunca des el cien" y también el libro de Cain, no es pasividad sino una forma consciente de navegar la complejidad. En la dificultad de verificar cada información que consumimos, algunos actores se aprovechan precisamente de nuestra urgencia por tomar posturas inmediatas. La incertidumbre se vuelve terreno fértil para quienes buscan capturar nuestra atención antes que informar nuestro entendimiento.
Lo "blando" que convence no es debilidad, sino la fuerza silenciosa del temperamento templado. Es la capacidad de mantener la mente abierta sin ser ingenuo, de sostener posturas sin volverse rígido. En un mundo polarizado, esta mesura requiere más fortaleza que elegir un extremo y defenderlo a capa y espada.
Esta postura de equilibrio consciente se extiende más allá del consumo de información. La aplicamos cuando en el trabajo elegimos no reaccionar inmediatamente a cada email urgente, cuando en nuestras relaciones personales optamos por escuchar antes de responder defensivamente, cuando ante una crítica decidimos no dar el cien por ciento de nuestra energía a la justificación automática.
Aplicar el principio de lo que propone mi libro de "Nunca des el cien, me dijo mi hermana" al consumo de información significa no invertir toda nuestra capacidad emocional en cada noticia alarmante. Significa reconocer que podemos estar informados sin estar constantemente activados, que podemos formar opiniones desde la reflexión en lugar de la reacción. Es expandir esta filosofía de mesura a todos los aspectos donde la intensidad compite con la sabiduría.
La verdadera rebeldía en estos tiempos no está en gritar más fuerte que el ruido, sino en cultivar un temperamento templado que nos permita escuchar lo que susurra entre las líneas. Es en esta mesura consciente donde encontramos el espacio para distinguir entre información y manipulación, entre urgencia real y drama fabricado. El poder de "Nunca dar el cien" se revela aquí como una herramienta de discernimiento: no nos entregamos completamente a la primera impresión, sino que mantenemos una reserva de energía para la evaluación pausada.
Cuando nos alejamos del impulso de reaccionar inmediatamente a cada estímulo informativo, creamos un espacio interno donde puede germinar algo más valioso que una opinión rápida: una perspectiva propia. Esta perspectiva, construida desde la calma y no desde la reacción, tiene el poder silencioso de transformar no solo cómo vemos el mundo, sino cómo interactuamos con él.
En un ecosistema mediático que premia la velocidad sobre la veracidad, elegir la pausa es un acto revolucionario. Es reconocer que nuestra atención es un recurso finito y valioso, y que merece ser invertida conscientemente en lugar de ser capturada por el algoritmo de turno.
La próxima vez que te encuentres frente a una noticia que exige tu reacción inmediata, recuerda: lo enérgico intimida, lo blando convence. Y a veces, la respuesta más poderosa es no responder hasta que hayamos encontrado nuestra propia voz en medio del ruido.
¡Te invito a mi próxima charla!
El 14 de agosto a las 16:00 hrs, participaré en el ciclo de charlas de Work Café Santander.
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