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Los 12 regalos que el Grinch (del trabajo) intentó robar esta Navidad

Los 12 regalos que el Grinch (del trabajo) intentó robar esta Navidad

Todos conocemos la historia: el Grinch odia la Navidad, intenta robarla, y al final descubre que "la Navidad no viene de una tienda, la Navidad significa un poquito más". Qué bonito, ¿no? Pero hay otro Grinch del que nadie habla. Uno que no vive en una montaña cubierta de nieve, sino en oficinas con café gratis y mesas de ping pong. Uno que no roba árboles decorados, sino algo mucho más valioso: tu tiempo, tu energía, tu capacidad de simplemente estar.

Este Grinch corporativo ha estado tan ocupado robándonos cosas durante todo el año que ni siquiera nos dimos cuenta. Así que esta Navidad, inspirada en esa canción pegajosa de los 12 días, he decidido hacer un inventario de todo lo que intentó llevarse. Porque reconocer lo que nos han quitado es el primer paso para recuperarlo.

El primer día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme..

Mi tiempo libre real (ese que no viene con un teléfono vibrando al lado)

No hablo del tiempo "libre" donde sigues checando Slack "por si acaso". Hablo del tiempo donde no existes para el trabajo. Donde tu cerebro no está en modo standby esperando que llegue un correo urgente a las 10 de la noche. El Grinch laboral nos convenció de que estar disponible 24/7 es "compromiso". Spoiler: no lo es. Es explotación disfrazada de oportunidad.

El segundo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

Límites claros entre mi vida personal y profesional

Esa línea que solía existir entre "horario laboral" y "horario personal" se difuminó tanto que ya ni sabemos dónde está. El home office nos vendió la flexibilidad, pero nos entregó la invasión total. Ahora tu sala es tu oficina, tu cocina es la sala de juntas, y tu domingo por la tarde es "solo un momentito para adelantar esto".

El tercer día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

El descanso sin culpa

¿Cuándo fue la última vez que descansaste sin sentir que deberías estar haciendo algo más productivo? El Grinch nos metió en la cabeza que descansar es perder tiempo, que el éxito requiere sacrificio constante, que si no estás agotado no estás trabajando lo suficiente. Mentiras. El descanso no es un premio que te ganas después de darlo todo. Es un derecho básico para seguir siendo humano.

El cuarto día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

Vacaciones que realmente desconectan

Ah, las vacaciones. Ese mito moderno donde te vas a la playa con tu laptop "por si surge algo". Donde checas el correo "solo una vez al día". Donde tu Out of Office dice que no estás disponible, pero tu ansiedad dice lo contrario. Las vacaciones no son vacaciones si tu cabeza sigue en la oficina.

El quinto día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

La capacidad de decir "no" sin justificarme

No tendría que ser tan difícil. "No puedo" debería ser una oración completa. Pero el Grinch nos entrenó para agregar tres párrafos de explicaciones, disculpas y promesas de compensación cada vez que establecemos un límite. Como si nuestro tiempo fuera un recurso infinito que debemos a quien lo pida.

El sexto día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

El permiso de hacer las cosas bien (sin que sean extraordinarias)

La cultura del "siempre al 100%" nos robó el derecho a ser simplemente competentes. A hacer lo suficiente. A entregar un trabajo bueno en lugar de perfecto. Nos hicieron creer que si no somos excepcionales en todo, no servimos para nada. Pero la verdad es que la excelencia sostenida es un mito que solo beneficia a quien extrae tu energía.

El séptimo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

Mi identidad más allá de mi trabajo

¿Quién eres cuando no estás trabajando? Si la respuesta tarda más de dos segundos, el Grinch ya ganó. Nos convencieron de que nuestro valor como personas está directamente ligado a nuestra productividad. De que somos lo que hacemos de 9 a 6 (o de 8 a 8, o de 7 a 10, porque ya nadie respeta horarios). Pero tú no eres tu trabajo. Eres mucho más que eso.

El octavo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

El derecho a aburrirme

El aburrimiento es una palabra prohibida en la cultura de la hiperproductividad. Siempre tenemos que estar haciendo, aprendiendo, optimizando, creciendo. Pero el aburrimiento es donde nace la creatividad real. Es en esos momentos de no hacer nada donde tu cerebro procesa, conecta ideas, se recupera. El Grinch nos hizo creer que todo momento no aprovechado es un momento perdido.

El noveno día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

Las relaciones que no sirven para networking

¿Cuándo fue la última vez que hiciste un amigo sin pensar en cómo podría ayudarte profesionalmente? El Grinch convirtió todas nuestras relaciones en transacciones. Cada café es una oportunidad de negocio, cada conversación es networking, cada persona es un contacto potencial. Nos robó la posibilidad de conectar con otros simplemente porque sí.

El décimo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

La dignidad de irme a mi hora

Ese momento incómodo cuando te levantas de tu escritorio a las 6 pm y todos te miran como si estuvieras abandonando un barco que se hunde. El Grinch creó esta cultura donde salir a tiempo es visto como falta de compromiso, donde quedarte hasta tarde es una medalla de honor. Pero la realidad es que tu contrato dice 8 horas, no tu vida entera.

El onceavo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

La salud mental como prioridad, no como lujo

"Cuida tu salud mental" dicen, mientras te cargan con más trabajo del que una persona puede manejar. Mientras normalizan el burnout. Mientras convierten la terapia en un beneficio corporativo que no tienes tiempo de usar porque estás demasiado ocupado trabajando. El Grinch pintó el autocuidado como algo que haces en tu tiempo libre, como si el trabajo no fuera precisamente lo que está destruyendo tu salud mental.

El doceavo día de Navidad, el Grinch godínez intentó robarme...

La esperanza de que puede ser diferente

Este es el robo más peligroso. Nos quitan la capacidad de imaginar que el trabajo puede ser diferente. Nos convencen de que así son las cosas, que siempre ha sido así, que si quieres "triunfar" tienes que sacrificarte. Nos roban la visión de un mundo laboral más humano, más sostenible, más justo.

La Navidad no viene de una tienda (ni de una oficina)

El Grinch del cuento aprendió al final que la Navidad no se trata de cosas materiales. Nosotros necesitamos aprender que nuestra vida no se trata de productividad. Que el valor no está en cuánto produces, sino en cómo vives. Que está bien no dar el 100% todo el tiempo. Que está bien ser humano.

Este diciembre, mientras todos hablan de propósitos para el año nuevo (más gimnasio, más productividad, más optimización), mi invitación es otra: recupera lo que te robaron. No necesitas hacer más. Necesitas defender lo que ya tienes. Tu tiempo, tus límites, tu descanso, tu humanidad.

Porque al final, como el Grinch descubrió, las cosas importantes no vienen de afuera. No vienen de una tienda, ni de una oficina, ni de un correo marcado como urgente a las 11 de la noche.

Vienen de ti. De tu capacidad de decir basta. De tu derecho a existir más allá de tu trabajo. De tu rebeldía al negarte a ser otro sacrificio en el altar de la productividad.

Felices fiestas. Y recuerda: nunca des el cien.

Las comunidades sostienen

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